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viernes, 20 de septiembre de 2013

El complejo de Jonas o el miedo a nuestra propia grandeza

Jonás estaba destinado a ser un gran profeta, pero tuvo miedo y huyó de su destino embarcando rumbo a otras tierras. Después de embarcar, Jonás se durmió profundamente. Mientras dormía, una tempestad comenzó a azotar el barco en el que viajaba, los marineros se enfrentaron a un viento tempestuoso enviado por Dios que amenazaba con destrozar la nave. Clamaron a sus dioses por ayuda y se preguntaron por culpa de quién se había originado la tormenta. Jonas confesó que había sido infiel a su misión y, como no deseaba que otros perecieran por su culpa, pidió que le arrojasen al mar. Los marineros arrojaron a Jonás al agua, y el mar detuvo su furia. Jonas fue tragado por un gran pez. Dentro del pez oró prometiéndo cumplir con su misión si se salvaba de su desgracia. Al tercer día el pez vomitó al profeta.

La psicología humanista, cuyo máximo exponente fue Maslow, es una corriente psicológica que postula la existencia, de una tendencia humana básica hacia la salud mental. Esta tendencia, se manifestaría, como una serie de procesos de búsqueda de autoactualización y autorrealización. 

Maslow escogió el término “complejo de Jonas”, como ejemplo del “miedo a la propia grandeza”, “evasión del propio destino” o “huida de nuestros mejores talentos”. El destino de Jonás era convertirse en profeta,  sin embargo su primera reacción fue huir, por miedo a que su misión le resultara demasiado grande. Así como le ocurre al ser humano, que al descubrir su  propio talento, siente un profundo temor a su posibilidad de grandeza. 

Todos y cada uno de nosotros, poseemos potencialidades propias que están por explotar y que en ocasiones esquivamos, tal y como Jonás intentó esquivar su destino. El ser humano posee la responsabilidad de dar uso a su propio talento y creatividad.

Hay varios motivos que nos boicotean a la hora de poner en marcha nuestros talentos. Uno de ellos es que nuestro potencial, nos lleve a una situación que seamos incapaces de afrontar, otro, es el miedo a ser juzgados o a equivocarnos. La autorrealización requiere valor y coraje de nuestra parte. La persona creativa tiene que ser valiente y perder el miedo a equivocarse, pues la equivocación nos acerca un poco más a nuestro destino y a nuestra verdadera vocación.

Maslow preguntaba en clase a sus alumnos quién quería ser un gran líder y sus alumnos se sonrojaban, a lo que Maslow añadía: “Si no vosotros, ¿quién entonces?”. “Si deliberadamente planeáis ser menos de lo que sois capaces de ser, os prevengo de que seréis profundamente infelices para el resto de vuestros días” 



"La verdad se enfrenta al ser denso y oscuro y este siente pánico ante lo que se pueda encontrar. El reconocer su propia divinidad le aterra, porque deja de ser un niño dependiente para alcanzar su plena estatura cósmica, siendo el único responsable de su existencia a través de los ciclos de las encarnaciones."

"Solo dejando de juzgar a otros y a ti mismo, solo aprendiendo el perdón se puede mirar a la verdad a la cara. El ego es hijo del miedo."

Libro de Maat

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