Páginas

domingo, 8 de diciembre de 2013

El número 7 y el proceso alquímico de la transformación en una vibración superior. 1ª parte.

Como dijimos en el post anterior el número 7 representa la manifestación de una vibración, y se asocia a una estructura organizada y perfecta. 

Dijo Hipócrates: “El número siete por sus virtudes ocultas, tiende a realizar todas las cosas; es el dispensador de la vida y fuente de todos los cambios, pues incluso la Luna cambia de fase cada siete días: este número influye en todos los seres sublimes”. 

Para Pitágoras el numero 7 era “el número perfecto”, Alighieri lo usaba en sus obras y la Biblia lo menciona con frecuencia.

El ciclo del 28. La Luna y Saturno

El 28 y el 7 son números estrechamente relacionados entre sí, y corresponden con los ciclos de la Luna y Saturno. Hay que recordar que el ciclo lunar es de 28 días, que están divididos en ciclos de 7 días. A su vez Saturno tarda 28 años en dar una vuelta completa alrededor del Sol, este período de 28 años se subdivide en septenios o ciclos de 7 años. El número 28=4x7 combina el tiempo cíclico del 4 y el tiempo evolutivo del 7

La integración de la personalidad

Como sabemos, para emprender el camino del desarrollo espiritual primero necesitamos un yo fuerte y sano. 

Assagioli describió este proceso de construcción de un yo fuerte y capaz de funcionar en los diferentes ámbitos de la vida como un requerimiento muy importante para emprender el camino espiritual y lo denominó psicosíntesis personal. 

En Psicología Astrológica los 3 planetas principales portadores de la personalidad son Saturno (nivel físico), la Luna (nivel emocional) y el Sol (nivel mental). La integración de la personalidad tripartita se realiza a partir del planeta del yo más fuerte, y la psicosíntesis se produce en el centro esencial del ser humano, que es nuestro Yo Superior. 

Psicológicamente Saturno representa los complejos, traumas e inhibiciones a tratar en psicoterapia para posteriormente realizar una labor sobre las potencialidades de la persona y su camino de individuación.

Según C. G. Jung, Alquimista es toda persona que se propone cambiar internamente; todos tenemos la posibilidad de transmutar nuestra prima materia, los tránsitos nos llevan a determinadas vivencias que implican cambios y oportunidades para encontrar el propio Oro interior. Toda persona que está en la búsqueda de su cambio o transformación interna es un alquimista. En el proceso alquímico psicológico el alquimista representa nuestro elemento reflexivo, la conciencia, es aquel que acompaña y observa el proceso, ayuda a la prima materia amorfa a que vaya tomando forma. Para esto es necesario romper las estructuras autocreadas a través de las diversas experiencias y volver al origen. Este es el proceso del retorno de Saturno, por el cual se elimina lo viejo, lo caduco o aquello que ya no nos pertenece pero con lo que nos sentimos fuertemente identificados. Hacer este primer trabajo de limpieza interior implica un gran sufrimiento, que se intensifica si nos oponemos a él. Podríamos resumirlo en “Quiero cambiar aquello que no quiero cambiar”

Etapas del proceso alquímico

ALQUIMIA es un nombre que proviene de las raíces árabes Al, Dios y Chimia, química, es decir: la química de Dios. Es la ciencia de las transmutaciones, un proceso complejo de aprendizaje que puede entenderse en pasos o etapas que llevan a un despertar gradual de la conciencia y evolución espiritual. La Iniciación Hermética.

La Alquimia es un trabajo sobre nuestro cambio interno. A medida que el hombre va adquiriendo más conciencia de los tránsitos que va a vivir, deja de reaccionar automáticamente frente a las circunstancias y comienza a asumirlas con conciencia. Es aquí donde entra en juego la noción de determinismo versus libre albedrío. No podemos cambiar las situaciones externas, pero sí la manera en que las percibimos y el sentido que le atribuimos como una oportunidad de crecimiento.

El alquimista en su búsqueda utilizaba como herramienta principal un horno, el ATANOR o ATHANOR, de forma esférica, la cual permitía transformar a la materia. Así mismo nuestro athanor es el cuerpo físico donde se va a quemar y purificar la “Prima Materia”- Karma- para ser transformada a lo largo de las diferentes etapas. 

Una vez que el alquimista se encuentra frente a su athanor en posesión de la Prima Materia comienza a trabajar en lo que la filosofía Hermética ha dado en llamar “el Opus Mágnum” la gran obra, la cual se compone de tres etapas diferenciadas simbolizadas en la alquimia medieval por un dragón de tres cabezas, la primera negra, la segunda blanca y la tercera roja.

Estas etapas corresponden a la Nigredo o etapa de Saturno, también simbolizada por un cuervo negro; la Albedo etapa de la Luna y simbolizada por una paloma blanca y la Rubedo correspondiente al Sol y que tenía por símbolo al León rojo.

NIGREDO: putrefactio, corresponde al color negro dentro de la labor alquímica, al planeta Saturno, a la muerte de Osiris, a los Arcanos XIII y XVIII. Es el encuentro con la Sombra y el Mal en sus múltiples formas de dolor, duelo, separaciones, enfermedad, prisión y pobreza. Cuando el hombre necesita un cambio profundo en su vida entra en un proceso de NIGREDO. Por lo tanto en esta etapa el buscador se enfrenta a sus karmas personales más densos, pesados y antiguos. Solamente a través de su encuentro, reconocimiento y aceptación es que podrá comenzar una labor de purificación sobre la prima materia. Psicológicamente está referido al reconocimiento e integración de la Sombra en la psique, hacer consciente lo inconsciente, traer luz a partir de las sombras. 

El trabajo sobre la Nigredo no se realiza a libre voluntad espacio-temporal, sino que estará determinado por los ciclos de Saturno sobre sí mismo (ciclos de 7 años) o por los tránsitos de Saturno sobre los planetas natales. Así el Alquimista no apresuraba su trabajo y esperaba el momento cósmicamente adecuado – que él llamaba Kairòs- para comenzar el Opus Mágnum (La Gran Obra Alquímica)

ALBEDO: también llamada la fase Lunar de Isis. Su color, el blanco, es producto de la purificación de la prima materia a través de la NIGREDO. La razón de este mecanismo es la de despertar conciencia. Este sendero incluye la fusión del rey y la reina, lo masculino y lo femenino, el Sol y la Luna, el Azufre como elemento activo masculino y el Mercurio acuático como elemento pasivo femenino. Es la llamada CONIUNCTIO, por la cual se logra la unión de los opuestos, transformando a la mujer en un ser autosuficiente y al hombre racional, en sensible; ya no buscando a la pareja para lograr la plenitud, sino como un complemento, pues la totalidad se ha conquistado internamente. 

Es la Sal como elemento químico que permite fusionar las polaridades, gracias a su cualidad neutral.

LA RUBEDO: la tercera etapa, es la RUBEDO. Corresponde al Sol, al color Rojo y a Horus. Una vez que se ha logrado la integración de la Sombra, Animus/Anima, positivo/negativo, Sol/Luna, luz/sombra, en la RUBEDO se procesa la fusión del Yo con la Divinidad. Es la búsqueda de Buda, Cristo o para cualquier persona que se encuentre en el sendero, es fusionar su Ego con el cosmos. El retorno a la fuente original. Entendido de forma esotérica, el mensaje de Dios para nosotros es la estrella SIRIUS

El alma a medida que va peregrinando y evolucionando, se encuentra encerrada en la escuela de nuestro sistema solar a través de los templos planetarios. Cuando trascendemos la esfera de Saturno y llegamos a Urano, Neptuno y Plutón el hombre entra en una etapa preparatoria hacia un nivel de evolución superior, liberándose gradualmente de las leyes solares y llegando a la conciencia estelar, a la sexta dimensión. La Gran Obra se concluye cuando se alcanza la RUBEDO; la prima materia se ha transformado en el Lapis Philosoforum o Piedra Filosofal que otorgaba al alquimista la energía, el poder de transmutar el plomo en oro, la inmortalidad y el elixir de la vida.

El hermetista que iniciaba la búsqueda de la piedra filosofal solamente para enriquecerse terminaba en la máxima pobreza porque trabajaba únicamente con fines egoístas, su energía estaba enfocada en el poder y el oro material. La alquimia no es para lograr cualquier oro sino el oro interior; deseando este oro interno, como decía Salomón, se pide sabiduría y el resto llegará por añadidura. Todo se reducía a una única meta, la ruptura de la rueda de reencarnaciones -Samsara- trascender a Saturno, sus obligaciones Kármicas y no necesitar más la experiencia física-material como instrumento de evolución.

Bibliografia: 
"El reloj de la vida" Bruno y Louise Huber
"ALQUIMIA Y ASTROLOGÍA" Ariell Chris y Laura Morandini

No hay comentarios:

Publicar un comentario