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viernes, 12 de diciembre de 2014

Amor, Libertad, Soledad

¿Por qué en la inscripción del templo de Delfos está escrito «conócete a ti mismo», en lugar de «ámate a ti mismo»?

EL PENSAMIENTO GRIEGO ESTÁ OBSESIONADO CON EL CONOCIMIENTO. La mente griega piensa en términos de conocimiento: cómo conocer. Por eso los griegos han tenido la mayor tradición de filósofos, pensadores, lógicos; grandes mentes racionales, pero su pasión es conocer.

En el mundo, tal como yo lo veo, existen únicamente dos clases de pensamiento: el griego y el hindú. El pensamiento griego siente pasión por conocer y el pensamiento hindú siente pasión por ser. A la pasión hindú no le preocupa el conocimiento, sino el ser. Sat, ser, es la verdadera búsqueda: ¿Quién soy? No se trata de saberlo de un modo lógico, sino sumergiéndose en la propia existencia de forma que la puedas saborear, de forma que puedas ser la existencia, porque, en realidad, no hay otro modo de conocer. Si preguntas a los hindúes, te dirán que no hay otra manera de conocer que ser. ¿Cómo puedes conocer el amor? La única forma de hacerlo consiste en convertirse en un amante. Sé un amante y conocerás. Si estás intentando mantenerte al margen de la experiencia y ser simplemente un observador, entonces puede que conozcas algo acerca del amor, pero nunca conocerás el amor.

El pensamiento griego ha generado todo el desarrollo científico. La ciencia moderna es un subproducto del pensamiento griego. La ciencia moderna insiste en el hecho de ser desapasionado, de permanecer al margen, mirando, sin prejuicios. Sé objetivo, sé impersonal; éstos son los requisitos básicos si quieres ser científico. Sé impersonal, no permitas que tus emociones impregnen nada; sé desapasionado, casi desinteresado por cualquier hipótesis. Simplemente observa el hecho, no te impliques, permanece al margen. No participes. Ésta es la pasión griega: una búsqueda desapasionada de conocimiento.

Ha sido una ayuda, pero ha sido una ayuda unidireccional: la dirección de la materia. Es el camino para conocer la materia. De esa manera nunca podrás conocer la mente, sólo la materia. De esa manera nunca podrás conocer la conciencia, nunca podrás conocer el interior, porque en el interior estás realmente implicado. No hay forma de permanecer fuera de él; estás ya dentro. El interior eres tú, ¿cómo vas a salirte de él? Puedo observar desapasionadamente una piedra, una roca, un río, porque estoy separado. ¿Cómo me voy a observar a mí mismo desapasionadamente? Estoy implicado. No puedo estar al margen. No puedo reducirme a mí mismo al papel de objeto. Seguiré siendo un sujeto, lo seguiré siendo haga lo que haga; yo soy el conocedor, no soy lo conocido.

Así que el pensamiento griego se inclinó poco a poco hacia la materia. El motor, la inscripción en el templo de Delfos, Conócete a ti mismo, se convirtió en la raíz de todo el conocimiento científico. Pero, poco a poco, la idea del conocimiento desapasionado condujo a la mente occidental fuera de su propio ser.

El pensamiento hindú, el otro tipo de pensamiento en el mundo, tiene otra dirección. Se dirige hacia el ser. En los Upanishads, el gran maestro Udallak dice a su hijo y discípulo Swetketu: «Aquello eres tú», Tatwamasi Swetketu. Aquello eres tú, no hay distinción entre aquello y tú. Aquello es tu realidad, tú quiere decir la realidad, no hay ninguna diferencia. No hay posibilidad de conocerlo como conoces una roca. No hay posibilidad de conocerlo como conoces otras cosas; sólo puedes serlo.

En el templo de Delfos, evidentemente, estaba escrito: Conócete a ti mismo. Es una expresión del pensamiento griego. Como el templo está en Grecia, la inscripción es griega. Si el templo hubiera estado en India, entonces la inscripción habría sido Sé tú mismo; porque aquello eres tú. El pensamiento hindú se acercó cada vez más al propio ser de uno; por eso se convirtió en un pensamiento no científico. Se convirtió en religioso, pero no científico. Se volvió introvertido, pero entonces perdió todos lazos con el mundo exterior. El pensamiento hindú se enriqueció mucho interiormente; sin embargo, el exterior se empobreció.

Hace falta una gran síntesis, una gran síntesis entre la mente hindú y la griega. Ésta puede ser la mayor bendición para la tierra. Hasta ahora no ha sido posible, pero ya se han cumplido los requisitos básicos y es posible la síntesis. Oriente y Occidente se están encontrando de forma muy sutil. Los orientales van a Occidente para estudiar ciencia, para convertirse en científicos, y los buscadores occidentales se dirigen a Oriente para aprender lo que es la religión. Se está produciendo una gran mezcla y una gran fusión.

En el futuro, Oriente ya no será Oriente, ni Occidente será Occidente. La tierra se convertirá en una aldea global, un pequeño espacio donde desaparecerán todas las diferencias. Entonces, por primera vez, tendrá lugar una gran síntesis, la mayor que haya habido nunca, que ya no pensará de forma extremista, que ya no pensará que si te diriges hacia el exterior, si vas buscando conocimiento, estás perdiendo tus raíces espirituales; o que si estás realizando una búsqueda espiritual estás perdiendo tus raíces en el mundo, en el reino científico. Ambas cosas pueden coexistir, y, siempre que esto ocurre, el hombre tiene ambas alas y puede volar lo más alto posible. De lo contrario sólo tienes un ala.
A mi parecer, el pensamiento hindú cojea tanto como el pensamiento griego. Cada uno de ellos es la mitad de la realidad. Una mitad es la religión, la otra mitad es la ciencia. Tiene que ocurrir algo que aúne ciencia y religión en un gran todo en el que la ciencia no niegue la religión y la religión no condene la ciencia.

«¿Por qué en la inscripción del templo griego de Delfos está escrito conócete a ti mismo en lugar de ámate a ti mismo?». Ámate a ti mismo sólo es posible si te conviertes en ti mismo, si eres tú mismo. De lo contrario, no es posible. De lo contrario, la única posibilidad consiste en seguir intentando descubrir quién eres y eso también hacerlo desde fuera; observando desde fuera quién eres y eso también hacerlo de forma objetiva, no de forma intuitiva.

El pensamiento griego desarrolló una gran capacidad lógica. Aristóteles se convirtió en el padre de toda la lógica y de toda la filosofía. El pensamiento oriental parece irracional; lo es. La simple insistencia en la meditación es irracional, porque la meditación dice que solamente puedes conocer cuando abandonas la mente, cuando abandonas el pensamiento y te fusionas de tal manera con tu ser que no hay siquiera un pensamiento para distraerte. Sólo entonces puedes conocer. Sin embargo, el pensamiento griego dice que puedes conocer únicamente cuando el pensamiento es claro, lógico, racional, sistemático. El pensamiento hindú dice: cuando el pensamiento desaparece por completo, sólo entonces hay posibilidad de conocimiento. Son completamente distintos, se mueven en direcciones completamente opuestas; pero hay una posibilidad de sintetizar ambos.

Una persona puede utilizar su mente cuando trabaja en algo material; ahí la razón constituye una gran herramienta. Sin embargo, la misma persona puede dejar de lado la mente cuando se dirige hacia su lugar de meditación y se encamina a la no-mente. Porque la mente no eres tú; es simplemente un instrumento como mi mano, como mis piernas. Si quiero andar, usaré las piernas; si no quiero andar, no usaré las piernas. De la misma manera puedes usar tu mente de forma lógica si estás tratando de saber algo sobre lo material. Es absolutamente correcto, es adecuado. En cambio, cuando te muevas hacia el interior, déjala a un lado. Ahí no te hacen falta las piernas; no te hace falta el pensamiento. Entonces lo que necesitas es un profundo y silencioso estado de no-pensamiento.

Se puede utilizar la mente y se puede dejar de lado. Es una herramienta, una maravillosa herramienta; no hay por qué obsesionarse con ella. No hay por qué tener fijación, obstinarse con ella. De esa manera se convierte en una enfermedad. Imagínate por un momento a un hombre que se quiere sentar, pero que no puede, porque dice: «Tengo piernas, ¡cómo voy a sentarme!». O imaginate a un hombre que quiere estar tranquilo y en silencio y no puede hacerlo porque piensa: «Tengo mente». Es lo mismo.

Texto sacado del libro de Osho: Amor, Libertad, Soledad

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