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miércoles, 31 de diciembre de 2014

¿Eres un borrego o eres un majestuoso y soberano León?

Tu decides que prefieres ser.... 
(Estracto sacado del libro de OSHO: Amor Libertad Soledad)

EL LEÓN Y LA OVEJA

La soledad es la realidad suprema

Venimos solos al mundo, nos vamos solos; entre estas dos soledades establecemos todo tipo de relaciones y luchas sólo para engañarnos a nosotros mismos, porque también permanecemos solos en la vida. Sin embargo, la soledad no es algo por lo que debamos estar tristes; es un motivo de alegría. Existen dos palabras; el diccionario dice que tienen el mismo significado, pero la existencia les da un significado completamente opuesto. Una de estas palabras es aislamiento, y la otra es soledad. No son sinónimos.

El aislamiento es un estado negativo, parecido a la oscuridad. El aislamiento implica que te falta alguien; estás vacío y tienes miedo en medio de este vasto universo. La soledad tiene un significado completamente distinto: no quiere decir que te falte alguien sino que te has encontrado a ti mismo. Es algo completamente positivo.

Al descubrirse a uno mismo, uno descubre el sentido de la vida, el significado de la vida, la alegría de la vida, el esplendor de la vida. Descubrirse a uno mismo es el mayor descubrimiento de la vida del hombre, y este descubrimiento es posible únicamente cuando estás solo, cuando tu conciencia no está repleta de nada, de nadie, cuando tu conciencia está completamente vacía; en ese vacío, en esa «nadedad» tiene lugar el milagro. Ese milagro es la base de toda religiosidad.

El milagro consiste en que cuando no hay nada más en la conciencia sobre lo que ser consciente, la conciencia se repliega hacia sí misma. Se convierte en un círculo. Al no encontrar ningún obstáculo, al no encontrar ningún objeto, vuelve al origen. Una vez que se ha cerrado el círculo, dejas de ser un hombre corriente; te vuelves parte de la divinidad que rodea la existencia. Dejas de ser tú mismo; te conviertes en parte del universo; tus latidos se convierten en el latido del universo.

Ésta es la experiencia que han estado buscando los místicos durante toda su vida, en todas las épocas. No existe otra experiencia más extática, más dichosa. Esta experiencia transforma por completo tu enfoque: donde solía haber oscuridad, ahora hay luz; donde solía haber infelicidad, ahora hay dicha; donde solía haber enfado, odio, deseo de posesión, celos, ahora no hay más que una maravillosa flor de amor. Toda la energía que antes se desperdiciaba en emociones negativas, ahora ya no se desperdicia; se convierte en algo positivo y creativo.

Por una parte, ya no eres tu viejo yo; por otra, eres por primera vez tu auténtico yo. Ha desaparecido el viejo, ha llegado el nuevo. El viejo estaba muerto, el nuevo pertenece a lo eterno, el nuevo pertenece a lo inmortal.

Como consecuencia de esta experiencia, los profetas de los Upanishad han declarado que hombres son amritasya putrah, «hijos e hijas de lo inmortal».

A menos que os reconozcáis como seres eternos, como partes de la totalidad, seguiréis temiendo a la muerte. El miedo a la muerte surge porque no sois conscientes de vuestra fuente eterna de vida. Una vez que os dais cuenta de la eternidad de vuestro ser, la muerte se convierte en la mayor mentira de la existencia. La muerte nunca ha tenido lugar, nunca tiene lugar, nunca tendrá lugar, porque aquello que es siempre permanece; con diferentes aspectos, en diferentes niveles, pero no hay discontinuidad: la eternidad en el pasado y la eternidad en el futuro te pertenecen. El momento presente se convierte en un punto de encuentro de las dos eternidades; una se dirige hacia el pasado, otra se dirige hacia el futuro.
El recuerdo de tu soledad no sólo se tiene que producir con la mente; cada fibra de tu ser, cada célula de tu cuerpo lo debería recordar; no como una palabra, sino como un sentimiento profundo. El único pecado que existe es olvidarte de ti mismo, y la única virtud, recordarte a ti mismo.

Gautama Buda puso el énfasis en una sola palabra, constantemente, durante cuarenta y dos años, día y noche; esta palabra es sammasati, que significa «recuerdo correcto». Recuerdas muchas cosas, puedes convertirte en una Enciclopedia Británica; tu mente puede recordar todas las bibliotecas del mundo, pero el recuerdo correcto no consiste en eso.

Sólo existe un recuerdo correcto: el momento en que te recuerdas a ti mismo.
Gautama Buda solía ilustrar este punto con la antigua historia de una leona que estaba saltando de una pequeña colina a otra, y entre las cuales estaba cruzando un gran rebaño de ovejas. La leona estaba embarazada, y dio a luz justo cuando estaba en pleno salto. Su cachorro cayó en medio del rebaño de ovejas; fue criado por las ovejas y, naturalmente, se consideraba una oveja. Era un poco raro, porque era demasiado grande, demasiado diferente, pero quizás fuese sólo un espécimen de la naturaleza. Fue criado como herbívoro.

El cachorro creció, y un día un viejo león que estaba buscando comida se acercó al rebaño de ovejas; no podía creer lo que veían sus ojos. En medio del rebaño había un joven león, hermoso y lozano, y las ovejas no tenían miedo. Se olvidó de la comida; corrió tras el rebaño de ovejas..., y cada vez estaba más asombrado, porque el joven león, al igual que las ovejas, también huí a de él. Finalmente pudo atrapar al joven león. Éste gritaba y lloraba mientras le decía al viejo león:

—¡Por favor, déjame marchar con mi gente!

Pero el viejo león lo arrastró a un lago cercano —un lago tranquilo, sin ninguna onda, como un perfecto espejo—y le obligó a contemplar su propio reflejo en el lago, y también el reflejo del viejo león. Sufrió una transformación instantánea. En cuanto el joven león vio quién era, se oyó un gran rugido, todo el valle retumbó con el rugido del joven león. Nunca había rugido antes porque nunca antes había pensado que fuera otra cosa distinta de una oveja.

El viejo león le dijo:

—Yo ya he cumplido mi misión; el resto depende de ti. ¿Quieres volver a tu propio rebaño?

El joven león se rió. Le contestó:

—Perdóname, me había olvidado completamente de quién era. Te agradezco muchísimo que me hayas ayudado a recordarlo.

Gautama Buda solía decir: «La función del maestro consiste en ayudarte a recordar quién eres». Tú no formas parte de este mundo superficial; tu hogar es el hogar de lo divino. Estás perdido en el olvido; has olvidado que Dios se oculta dentro de ti. 

Nunca miras al interior; como todo el mundo mira al exterior; tú también te dedicas a mirar al exterior.

Estar solo supone una gran oportunidad, una bendición, porque, en tu soledad, estás abocado a chocar contigo mismo y recordar por primera vez quién eres. Conocer que eres parte de la existencia divina supone estar liberado de la muerte, liberado de la infelicidad, liberado de la ansiedad; liberado de todo aquello que ha supuesto una pesadilla para ti durante muchísimas vidas.

Céntrate más en tu profunda soledad. En eso consiste la meditación: en centrarse en la propia soledad. La soledad tiene que ser tan pura que no la interrumpa ni siquiera un pensamiento, ni siquiera un sentimiento. En el momento en que tu soledad sea total, tu experiencia de ella se convertirá en tu despertar. Tu despertar no es algo que venga del exterior; es algo que crece dentro de ti.

El único pecado consiste en olvidarte de tu ser. La única religión, la única virtud es recordar tu ser, en su extrema belleza. No hace falta que seas hindú, no hace falta que seas musulmán, no hace falta que seas cristiano; todo lo que necesitas para ser religioso es ser tú mismo.

De hecho, no estamos separados, ni siquiera ahora; no hay nadie que esté separado; toda la existencia es un conjunto orgánico. La idea de separación surge a consecuencia de tu olvido. Es casi lo mismo que si cada hoja del árbol empezara a pensar que está separada, separada de las otras hojas..., pero en lo más profundo, se alimentan a través de las mismas raíces. Las hojas pueden ser muchas; el árbol es uno. Las manifestaciones pueden ser muchas; la existencia es una.

Al conocerse a uno mismo, hay una cosa que queda muy clara: ningún hombre es una isla; somos un continente, un vasto continente, una existencia infinita sin fronteras. La misma vida corre a través de todos, el mismo amor llena todos los corazones, la misma alegría danza en cada ser. Sólo creemos que estamos separados a consecuencia de nuestra falta de comprensión.

martes, 30 de diciembre de 2014

La leyenda japonesa del hilo rojo del destino

Los japoneses tienen la creencia de que las personas predestinadas a conocerse se encuentran unidas por un hilo rojo atado a los dedos meñiques.

En Japón el dedo meñique tiene un significado vinculante. Cuando los japoneses hablan de dos personas mientras levantan el meñique, significa que hay un vínculo entre ellas. En esta cultura, el dedo meñique se relaciona con las promesas de dos personas que los unen, de esta manera se considera la promesa como vinculante, y la idea es que la persona que rompe la promesa debe cortarse el dedo meñique, así entre los miembros de la yakuza japonesa, el castigo por romper ciertas reglas es cortar parte de las falanges del dedo meñique.



Llevar un anillo en el dedo meñique posee un significado simbólico. El dedo meñique es el dedo de las relaciones, y por lo tanto llevar un anillo en él es indicación de que uno es abierto y cariñoso.

Según la quirología, el meñique es el segundo dedo más importante después del pulgar ya que expresa todas las relaciones emotivas no cubiertas por el anular (el dedo del matrimonio); las relaciones con los demás, las relaciones familiares, y sobre todo las relaciones sexuales... Simbólicamente esto es así porque la arteria ulnar conecta el corazón con el dedo meñique. Al estar unidos por esa arteria, se comenzó a decir que los hilos rojos del destino unían los meñiques con los corazones, simbolizando la unión por los sentimientos. 

La historia básicamente nos cuenta que entre dos o más personas que están destinadas a tener un lazo afectivo existe un «hilo rojo», que esta con ellas desde su nacimiento, independientemente del momento de sus vidas en el que estas personas vayan a encontrarse y entablar una relación. Este hilo no puede romperse en ningún caso, aunque a veces pueda estar más o menos tenso, y esta tensión o unión es siempre una muestra del vínculo que existe entre ellas.

HISTORIA

Una de las leyendas sobre este hilo rojo cuenta que un anciano que vive en la luna, sale cada noche y busca entre las almas aquellas que están predestinadas a unirse en la tierra, y cuando las encuentra las ata con un hilo rojo para que no se pierdan.

Pero la leyenda más popular y la que se recita en casi todos los hogares japoneses a los niños y jóvenes es esta: 

Hace mucho tiempo, un emperador se entero de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa que tenia la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mando traer ante su presencia. 

Cuando la bruja llegó, el emperador le ordeno que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que seria su esposa; la bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevo hasta un mercado en donde una pobre campesina con una bebe en los brazos ofrecía sus productos. 

Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invito a ponerse de pie e hizo que el joven emperador se acercara y le dijo : “Aquí termina tu hilo” , pero al escuchar esto , el emperador enfureció creyendo que era una burla de la bruja , empujo a la campesina que aun llevaba a su pequeña bebe en los brazos y la hizo caer haciendo que la bebe se hiciera una gran herida en la frente , ordeno a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza. 

Muchos años después, llego el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda y el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entro al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente. 

Al levantarle el velo vio por primera vez que este hermoso rostro …. …. …. …. tenía una cicatriz muy peculiar en la frente. “ 

Una cicatriz que él mismo había provocado al no ver al destino que había pasado frente a él y también nos muestra como los amores destinados son eso, no podemos escapar de la persona que nació para amarnos.

Se sabe que todas las leyendas contienen una verdad oculta y una enseñanza profunda... Y esta leyenda puede resultar algo cursi, una historia al hilo del romanticismo más pastelero, sin embargo resume muy bien las intrincadas casualidades que el destino nos presenta cuando conocemos a ciertas personas que han formado parte importante de nuestras vidas, y como llegaron a ella,  aparentemente en circunstancias que podríamos tildar de casuales pero en realidad son causales (causa -efecto)

El destino relacionado con la teoría de la causalidad , nos dice que no hay nada que  exista por azar, al igual que nada se crea de la nada. Todo tiene una causa, y si tiene una causa estaba predestinado a existir desde el momento en que la causa surgió. La inmensa cantidad de causas que existen en el universo creado es inmensa,por lo que es imposible conocerlas todas y enlazarlas entre sí, por eso el destino se escapa a nuestra comprensión....

Según el diccionario el destino, fátum, hado o sino, es el poder sobrenatural inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida humana y la de cualquier ser a un fin no escogido, de forma necesaria y fatal, en forma opuesta a la del libre albedrío o libertad.

En las religiones occidentales y orientales, han relacionado el destino con la predestinación, desde el tao del confucianismo al karma del hinduismo o a la católica Providencia, siempre se deja un margen a la libertad del hombre, siempre y cuando acepte la parte inamovible de su predestinación. En todo caso, la liberación ocurre cuando aprendemos la aceptación, en el Tao nos dejamos fluir, en el hinduismo, si aceptamos nuestro karma podemos convertirlo en darma y la iglesia nos hace la promesa de la vida eterna cuando somos capaces de sobrellevar nuestra "cruz", que no es otra cosa que nuestro aprendizaje vital... La libertad siempre está en la manera en que aceptamos ese destino...


El significado del hilo del destino

El hilo del destino no sólo aparece en esta inspiradora leyenda japonesa, en la mitología griega, las Moiras eran las personificaciones del destino, que hilaban la hebra de la vida para los hombres desde su nacimiento hasta su muerte. 

Los griegos establecieron que las Moiras eran tres:

Cloto (hilandera en griego), que hilaba la hebra de vida con una rueca y un huso, originalmente invocada en el noveno mes de gestación.

Láquesis (la que echa a suertes), que medía con su vara la longitud del hilo de la vida. 

Átropos (‘inexorable’ o ‘inevitable’), cuya misión era cortar el hilo de la vida, eligiendo la forma en que moría cada hombre, seccionando la hebra con sus «detestables tijeras» cuando llegaba la hora. 

El agua y la sangre, que simbolizan las emociones, son líquidos vitales imprescindibles para la vida. la sangre es el líquido que recorre nuestro cuerpo aportando la vitalidad y la vida, así como los ríos surcan nuestro planeta fertilizando las tierras que riega.

El color rojo simboliza la energía vital y la pasión, así el símbolo del corazón rojo es el más utilizado por los enamorados.

El corazón rige las emociones, y el cerebro los pensamientos, y es muy importante que ambos estén en sintonía para tomar buenas decisiones. La misión de los pensamientos, es crear las circunstancias de las decisiones tomadas a partir de dos emociones básicas: el miedo o el amor... 

En el corazón reside el alma, y en el alma se acumulan las experiencias emocionales de nuestra vida. El alma esta ávida de experiencias emocionales, y esto es porque el alma se expresa a través de las emociones 

"Lo que sabe el alma muchas veces es desconocido por el hombre que tiene el alma, porque somos infinitamente más de lo que pensamos" Khalil Gibran

Según la leyenda, ese hilo que nos une nunca se puede romper, se puede alargar hasta el infinito pero es irrompible, básicamente porque se trata de un hilo energético, puedes querer romperlo mil veces y lo intentarás, pero el recuerdo formado por la energía de las emociones permanece. Los pensamientos se olvidan porque están en constante movimiento y cambio, pero las emociones permanecen como muescas en nuestra alma.... 

El amor, la pareja y el destino

A propósito de esta leyenda japonesa, el escritor Paulo Coelho, escribió la siguiente  reflexión:

“Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos… Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella…

Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y les impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejará de intentarlo… Se rendirán y buscarán a esa otra persona que acabarán encontrando.

Pero les aseguro que no pasarán una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más…

Todos saben de qué estoy hablando, porque mientras estaban leyendo esto, les ha venido su nombre a la cabeza.

Se librarán de él o de ella, dejarán de sufrir, conseguirán encontrar la paz (le sustituirán por la calma), pero les aseguro que no pasará un día en que deseen que estuviera aquí para perturbarlos.

Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias”

Sin embargo, mi experiencia me dice, que la plenitud en las relaciones, no se alcanza en la unión con el otro, aunque puedas tener la suerte de tener una maravillosa relación, esa unión plena la alcanzamos cuando por fin nos encontramos con nosotros mismos, nos aceptamos y nos amamos, y eso solo se consigue integrando nuestra personalidad, que esta formada por nuestro yo físico, nuestro yo emocional, nuestro yo mental, y un cuarto Yo, que se puede denominar "Yo Superior" o "Yo Espiritual". Esa unión anhelada, esa mitad, ese complemento o esa media naranja que todos buscamos en el amor, está en nuestro interior, lo que encontramos fuera es sólo un reflejo de nuestro interior, esto es lo mismo que decir, que la pareja que tenemos en cada etapa de nuestra vida, es tan sólo una reflexión de la relación que tenemos con nosotros mismos... 


El poeta libanés Khalil Gibran nos da la clave con esta frase: "conocí un segundo nacimiento cuando mi alma y mi cuerpo se amaron y se casaron"

Es en el desapego emocional donde el alma se encuentra así misma, donde se da cuenta de que ese reflejo esta ahí para que entendamos que motivaciones tenemos a un nivel más profundo, y que aspectos debemos cambiar para seguir evolucionando... 

Finalmente la experiencia nos enseña que ese hilo rojo invisible no lo podemos romper, porque todas las relaciones pasadas, presentes y futuras, forman parte de nuestra vida, ya que son nuestro reflejo, somos nosotros mismos... Y tal vez no puedas desenmarañar esa cantidad de hilos que se confunden unos con otros, donde no sabes cual es el principio y cual es el final, pero si aprendes a sintonizarte con tu Ser, no importa lo lejos o lo cerca que estén los demás y no importa lo solo que estés, no importa porque sí sabes arraigarte desde tu corazón en tu Ser, nunca más volverás a sentir la soledad o la carencia. 

viernes, 12 de diciembre de 2014

Amor, Libertad, Soledad

¿Por qué en la inscripción del templo de Delfos está escrito «conócete a ti mismo», en lugar de «ámate a ti mismo»?

EL PENSAMIENTO GRIEGO ESTÁ OBSESIONADO CON EL CONOCIMIENTO. La mente griega piensa en términos de conocimiento: cómo conocer. Por eso los griegos han tenido la mayor tradición de filósofos, pensadores, lógicos; grandes mentes racionales, pero su pasión es conocer.

En el mundo, tal como yo lo veo, existen únicamente dos clases de pensamiento: el griego y el hindú. El pensamiento griego siente pasión por conocer y el pensamiento hindú siente pasión por ser. A la pasión hindú no le preocupa el conocimiento, sino el ser. Sat, ser, es la verdadera búsqueda: ¿Quién soy? No se trata de saberlo de un modo lógico, sino sumergiéndose en la propia existencia de forma que la puedas saborear, de forma que puedas ser la existencia, porque, en realidad, no hay otro modo de conocer. Si preguntas a los hindúes, te dirán que no hay otra manera de conocer que ser. ¿Cómo puedes conocer el amor? La única forma de hacerlo consiste en convertirse en un amante. Sé un amante y conocerás. Si estás intentando mantenerte al margen de la experiencia y ser simplemente un observador, entonces puede que conozcas algo acerca del amor, pero nunca conocerás el amor.

El pensamiento griego ha generado todo el desarrollo científico. La ciencia moderna es un subproducto del pensamiento griego. La ciencia moderna insiste en el hecho de ser desapasionado, de permanecer al margen, mirando, sin prejuicios. Sé objetivo, sé impersonal; éstos son los requisitos básicos si quieres ser científico. Sé impersonal, no permitas que tus emociones impregnen nada; sé desapasionado, casi desinteresado por cualquier hipótesis. Simplemente observa el hecho, no te impliques, permanece al margen. No participes. Ésta es la pasión griega: una búsqueda desapasionada de conocimiento.

Ha sido una ayuda, pero ha sido una ayuda unidireccional: la dirección de la materia. Es el camino para conocer la materia. De esa manera nunca podrás conocer la mente, sólo la materia. De esa manera nunca podrás conocer la conciencia, nunca podrás conocer el interior, porque en el interior estás realmente implicado. No hay forma de permanecer fuera de él; estás ya dentro. El interior eres tú, ¿cómo vas a salirte de él? Puedo observar desapasionadamente una piedra, una roca, un río, porque estoy separado. ¿Cómo me voy a observar a mí mismo desapasionadamente? Estoy implicado. No puedo estar al margen. No puedo reducirme a mí mismo al papel de objeto. Seguiré siendo un sujeto, lo seguiré siendo haga lo que haga; yo soy el conocedor, no soy lo conocido.

Así que el pensamiento griego se inclinó poco a poco hacia la materia. El motor, la inscripción en el templo de Delfos, Conócete a ti mismo, se convirtió en la raíz de todo el conocimiento científico. Pero, poco a poco, la idea del conocimiento desapasionado condujo a la mente occidental fuera de su propio ser.

El pensamiento hindú, el otro tipo de pensamiento en el mundo, tiene otra dirección. Se dirige hacia el ser. En los Upanishads, el gran maestro Udallak dice a su hijo y discípulo Swetketu: «Aquello eres tú», Tatwamasi Swetketu. Aquello eres tú, no hay distinción entre aquello y tú. Aquello es tu realidad, tú quiere decir la realidad, no hay ninguna diferencia. No hay posibilidad de conocerlo como conoces una roca. No hay posibilidad de conocerlo como conoces otras cosas; sólo puedes serlo.

En el templo de Delfos, evidentemente, estaba escrito: Conócete a ti mismo. Es una expresión del pensamiento griego. Como el templo está en Grecia, la inscripción es griega. Si el templo hubiera estado en India, entonces la inscripción habría sido Sé tú mismo; porque aquello eres tú. El pensamiento hindú se acercó cada vez más al propio ser de uno; por eso se convirtió en un pensamiento no científico. Se convirtió en religioso, pero no científico. Se volvió introvertido, pero entonces perdió todos lazos con el mundo exterior. El pensamiento hindú se enriqueció mucho interiormente; sin embargo, el exterior se empobreció.

Hace falta una gran síntesis, una gran síntesis entre la mente hindú y la griega. Ésta puede ser la mayor bendición para la tierra. Hasta ahora no ha sido posible, pero ya se han cumplido los requisitos básicos y es posible la síntesis. Oriente y Occidente se están encontrando de forma muy sutil. Los orientales van a Occidente para estudiar ciencia, para convertirse en científicos, y los buscadores occidentales se dirigen a Oriente para aprender lo que es la religión. Se está produciendo una gran mezcla y una gran fusión.

En el futuro, Oriente ya no será Oriente, ni Occidente será Occidente. La tierra se convertirá en una aldea global, un pequeño espacio donde desaparecerán todas las diferencias. Entonces, por primera vez, tendrá lugar una gran síntesis, la mayor que haya habido nunca, que ya no pensará de forma extremista, que ya no pensará que si te diriges hacia el exterior, si vas buscando conocimiento, estás perdiendo tus raíces espirituales; o que si estás realizando una búsqueda espiritual estás perdiendo tus raíces en el mundo, en el reino científico. Ambas cosas pueden coexistir, y, siempre que esto ocurre, el hombre tiene ambas alas y puede volar lo más alto posible. De lo contrario sólo tienes un ala.
A mi parecer, el pensamiento hindú cojea tanto como el pensamiento griego. Cada uno de ellos es la mitad de la realidad. Una mitad es la religión, la otra mitad es la ciencia. Tiene que ocurrir algo que aúne ciencia y religión en un gran todo en el que la ciencia no niegue la religión y la religión no condene la ciencia.

«¿Por qué en la inscripción del templo griego de Delfos está escrito conócete a ti mismo en lugar de ámate a ti mismo?». Ámate a ti mismo sólo es posible si te conviertes en ti mismo, si eres tú mismo. De lo contrario, no es posible. De lo contrario, la única posibilidad consiste en seguir intentando descubrir quién eres y eso también hacerlo desde fuera; observando desde fuera quién eres y eso también hacerlo de forma objetiva, no de forma intuitiva.

El pensamiento griego desarrolló una gran capacidad lógica. Aristóteles se convirtió en el padre de toda la lógica y de toda la filosofía. El pensamiento oriental parece irracional; lo es. La simple insistencia en la meditación es irracional, porque la meditación dice que solamente puedes conocer cuando abandonas la mente, cuando abandonas el pensamiento y te fusionas de tal manera con tu ser que no hay siquiera un pensamiento para distraerte. Sólo entonces puedes conocer. Sin embargo, el pensamiento griego dice que puedes conocer únicamente cuando el pensamiento es claro, lógico, racional, sistemático. El pensamiento hindú dice: cuando el pensamiento desaparece por completo, sólo entonces hay posibilidad de conocimiento. Son completamente distintos, se mueven en direcciones completamente opuestas; pero hay una posibilidad de sintetizar ambos.

Una persona puede utilizar su mente cuando trabaja en algo material; ahí la razón constituye una gran herramienta. Sin embargo, la misma persona puede dejar de lado la mente cuando se dirige hacia su lugar de meditación y se encamina a la no-mente. Porque la mente no eres tú; es simplemente un instrumento como mi mano, como mis piernas. Si quiero andar, usaré las piernas; si no quiero andar, no usaré las piernas. De la misma manera puedes usar tu mente de forma lógica si estás tratando de saber algo sobre lo material. Es absolutamente correcto, es adecuado. En cambio, cuando te muevas hacia el interior, déjala a un lado. Ahí no te hacen falta las piernas; no te hace falta el pensamiento. Entonces lo que necesitas es un profundo y silencioso estado de no-pensamiento.

Se puede utilizar la mente y se puede dejar de lado. Es una herramienta, una maravillosa herramienta; no hay por qué obsesionarse con ella. No hay por qué tener fijación, obstinarse con ella. De esa manera se convierte en una enfermedad. Imagínate por un momento a un hombre que se quiere sentar, pero que no puede, porque dice: «Tengo piernas, ¡cómo voy a sentarme!». O imaginate a un hombre que quiere estar tranquilo y en silencio y no puede hacerlo porque piensa: «Tengo mente». Es lo mismo.

Texto sacado del libro de Osho: Amor, Libertad, Soledad